lunes, 13 de enero de 2020

Lucha contra natura



  En diciembre tengo una visita obligada a Gandía. Para mi gusto, decadente chiringuito turístico. Al menos en estas fechas, de baja ocupación turística, al caminar por sus playas frente al mediterráneo puedo alcanzar la maravillosa conciencia de la nimiedad e insignificancia humana.
  Sin embargo, en este último diciembre de la primera década del siglo, me volví a topar con la obstinada voluntad humana de intentar transformar la naturaleza en pro de la economía del imposible eterno crecimiento.   

                                                          Entre Gandía y Xeraco.191223



    Este artificial ingenio transporta arena de playa del municipio de Xeraco, lindante a Gandía. Acabará en otras playas con perdidas de arenas de otros municipios. Perdidas que el cambio climático atrae con asiduidad creciente en forma de "borrascas de gran impacto" a la costa mediterránea. Pero el estival turista ni se acordará de la última catástrofe natural. Curioso nombre cuando habitualmente la catástrofe recae en los artificios humanos.

  Inútil porfía, me digo. El Sol se encuentra a mitad de vida, se le calcula otros cinco mil millones de años. El Planeta seguirá buscando el equilibrio hasta entonces pese a que, con alta probabilidad, no quede ni sombra de la existencia humana y menos de aquellas que este destruyó.




 

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